martes, 8 de marzo de 2005

¿Soy o no Soy?

Me hice esa pregunta muchas veces. Preguntándome si las condiciones de mi nacimiento me determinaban, o si era capaz de elegir otras cosas. Mi inquietud por saber me llevó a lugares donde traté con gente de otros círculos, otros pensamientos; experimenté la insaciable hambre de saber; me planteé proyectos e investigaciones. Ahora, parece que conozco parte de la verdad que más me ocupaba... y de pronto, todo aquello, se volvió innecesario por un instante de mi vida.
Ser o no ser... ¿puedo ser ambas cosas? Sólo sé que no importa la forma, no importa el cuerpo, mi deseo siempre va a coincidir con la forma y deseo de mi alma gemela... ¿si existe?... ¿no la estaré negando? ¿Por qué algo me dice que he cerrado mi visión y no me permito ver a los lados?

¿Por qué dejo que la envidia me carcoma cuando veo pasar dos eslabones conectados y re-encontrados? Mi existencia se alegra al ver la alegría de esos dos seres, y quisiera saber, con admiración casi pecaminosa, lo que se siente.
Yo, compañera y siempre compañera... amiga acompañante, confidente; cuerpo y alma que siente, pero nada es suyo. ¿Me he resignado ahora a compartir, a pregonar, lo que no tengo?
¿Ha de ser mi mano el refugio y consuelo de una piel necesitada, misma que ha de marcharse en cuanto sus propias tormentas mengüen, dejando el hueco durante el tiempo que requiera antes de volver a servir de cobijo?

En efecto, hoy no vivo en un jardín aislado del mundo. No es la jaula del Edén. Pero, aún entre tantas almas y cuerpos, mi espíritu se siente prisionero de mí misma. Y detrás de esta alta pared humana, los gritos se oyen apagados... ya ni siquiera me permito gritar. ¿Es acaso por eso que no me has oído desde hace tanto tiempo?
Siento que te extraño, más de lo que me hubiera gustado admitir. Y lamento haberme cegado y apartado de ti, ante el calor de un vínculo tan familiar, que te he dejado pasar por tantas y tantas décadas.

Aunque, has de perdonar mi duda, no sé si existes. ¿Seré como esos ángeles que nacieron con una misión y lugar, inmodificable... siempre envidiosos de la virtud humana?
No lo sé... y las verdades que he alcanzado hoy, no bastan para resolver las dudas (las cuales son cada vez más y más). Y sigo preguntándome quién soy, o qué soy. Si es que soy algo...
Sólo una "cosa", que me nombre y me diga "eres tú", podrá resolver mis dudas. Y entonces será momento de plantearme las siguientes...



Mendhi