viernes, 12 de agosto de 2005

Conciencia

Estoy convencida de la inmortalidad del alma. Sé, por simple experiencia humana, que es necesario olvidar para poder seguir; sin embargo, todo conocimiento del pasado sigue allí, en algún sitio oscuro de nuestro ser. En realidad no está olvidado; sólo está a la espera de ese momento clave que nos incite a indagar.

Los momentos cotidianos pueden remitirnos, aún sin saber, a uno más de nuestros pasados, a otra de nuestras vidas.
Los sueños, por su cualidad de fantásticos, pueden ser la ventana a tiempos antaños... pueden, también, ser tan vívidos, llenos de emociones... y podemos descartarlos al apegarnos a un pensamiento racional y científico, como es característico de esta éra; pero también podemos seguir nuestra intuición y dar cuenta de la verdad revelada.

Fue un sueño el primer indicio que me dijo quién fui. Seguí mi intuición y poco a poco mis dudas se fueron despejando. Fue sólo un momento, una imagen, de uno de mis "Yo"... y hoy puedo contar alrededor de quince, incluyendo a quien soy ahora, pero sé que es la punta del iceberg.

Mi búsqueda, mis dudas, mis inquietudes, han obtenido respuesta; pero no es la primera vez. Desde hace vidas tomé conciencia y me dediqué a buscar en el pasado. Ahora sé que siempre cambio, pese a ser el mismo ser. Y parece ser que cada vez debo esperar por mis almas compañeras, por mi familia, pues nuestra combinación desata esa búsqueda.

Siento que con sólo recordar y unir piezas, con saber lo que ellas han de decir, resuelvo en mí, frustraciones de vidas enteras... únicamente queda continuar.

Dedico mis esfuerzos, mi evolución y mis hallazgos, a mis compañeras en el tiempo. Sin ellas la vida no sería la misma.




Mendhi