sábado, 23 de diciembre de 2017

A destiempo

Esa noche me acerqué a tu cama por el lado izquierdo y al notar mi presencia te giraste –casi pude notar en ese tiempo que te preguntaste “¿qué era lo que pretendía?” Yo acuné tu rostro con mi zurda y besé tu frente, deslicé los labios y besé tu mejilla; y tú me miraste con la compasión inundando tus ojos. Esos ojos que yo tanto amaba, pero que en ese instante me castigaban de la manera más dulce y profunda, estrujando mi corazón.

En el día que el Lord me exigió la cuenta me negué a entregarle todo. Todo cuanto forraba los muros y se izaba sobre el piso no sería tocado ni valuado, incluido el cuadro de la bella dama que me irritaba. Caprichos de un viejo, suponían. La verdad es que todo cuanto había acumulado era lo que pensaba dejar en tus manos. Una forma de estar contigo aunque yo no estuviera más.

Cerca del último día escribí las últimas notas de mi diario y lo dejé sobre la mesa. El cuerpo no me daba para levantarme nuevamente. Pero tus hermosos ojos me encontraron otra vez. Con la preocupación en tu cara te acercaste y quisiste hacer algo. Yo te di el cuaderno y dije que ahora era tuyo, que lo tomaras y te fueras, que no quería seguir mirándote y recordar lo que no podía tener. La soledad me envolvió entonces. La soledad nunca me ha pesado tanto como en ese momento. La soledad fue la constante de mi vida.

La luz del día entraba por la ventana y un ángel llegó hasta mí en su luminosa forma. Le pregunté “¿por qué mi amor siempre fue rechazado?” Mas el ente de luz habló dentro de mi cabeza usando mi propia voz: “Tu amor no fue rechazado, es sólo que cada persona te amó de manera diferente”.

Mi consciencia se difuminó a partir de entonces y lo siguiente es una escena de “teatro” en el que mi endeble, dolido y menguante cuerpo se tuerce entre los espasmos de la enfermedad. Yazco en la bonita cama de dosel y mis allegados esperan, pacientes o tal vez con ansia, pero no los reconozco más. Mi espíritu se eleva y la sabia Oráculo me pregunta en esta vida antes de abrir los ojos: “¿Te reconoces en él?” 

No hay comentarios.: